Existe un debate social que sigue manteniéndose vigente después de muchos años y que no suele dejar a nadie indiferente. Hablamos del modelo de adquisición de una vivienda. ¿Es mejor comprar o alquilar? Pues aquí está la pregunta del millón. Las dos cuestiones presentan ventajas en función de cómo tengamos planificada nuestra vida y es imprescindible que sepamos clasificarlas bien para tomar las decisiones oportunas a la hora de buscar y encontrar esa vivienda en la que queremos residir durante los próximos meses o años. Se trata de un conjunto de decisiones muy importante y que no podemos tomar a la ligera, como seguramente ya sepáis.
Vamos a ver cuáles son esas ventajas asociadas a cada una de esas dos vertientes:
- El alquiler es especialmente idóneo si somos conscientes de que estamos en ese barrio o ciudad de manera temporal. Por eso es la fórmula más repetida entre un grupo de población como es el de los estudiantes.
- En lo que tiene que ver con la compra, como principal ventaja podemos destacar el hecho de que nos permite una libertad mucho mayor en lo que tiene que ver con la decoración, la distribución de los espacios exteriores o las visitas.
Y ahora viene la gran pregunta: ¿qué es lo que prefieren hacer los españoles? En una noticia publicada por el diario El Economista en 2019 se indicaba que el 77% de los españoles prefieren comprar una vivienda a alquilarla. Se trata de un porcentaje importante, seguramente más grande del que muchos o muchas podríais llegar a imaginar. Es cierto que nunca ha sido una opinión tan sumamente mayoritaria, pero actualmente hay algo, que a continuación veremos, que decanta a más gente por la compra que por el alquiler. La libertad de la que hablábamos antes es una de esas razones, pero no la única.
El Diario de Sevilla lanzaba, en el titular de una noticia, la pregunta de por qué los españoles prefieren comprar a alquilar una vivienda en los tiempos que corren. La respuesta tiene mucho que ver con el aspecto económico. Y es que la percepción que se tiene al respecto del alquiler es la de que el precio mensual se va a incrementar muy rápido. Eso hace que mucha gente se decante por la compra, en la que a fin de cuentas se parte de un precio claramente definido. Cuando se compra se dispone de una mayor estabilidad en todos los sentidos. Y es eso lo que mucha gente valora para empezar a construir su proyecto de vida: la estabilidad.
Volvemos ahora a lo que respecta a la libertad de actuación que nos proporciona el hecho de saber que la vivienda en la que vivimos es nuestra a todos los efectos. Tener la seguridad de que podamos hacer lo que queramos con el espacio de nuestra vivienda implica tener mayores probabilidades para ser felices en su interior. Y esto, aunque a mucha gente le duela, sólo puede concebirse si esa vivienda es de nuestra propiedad. De lo contrario, estamos atados de pies y manos en lo que respecta a la consecución de ese objetivo.
La única manera de construir el hogar que queremos es comprarlo. Solo así tendremos la facilidad de elegir el suelo que queremos, instalar césped donde queramos, pavimentar siguiendo el estilo que más nos guste… Nos dicen desde Briconeo, la tienda online de revistimientos y suelos más grandes de Europa, que esa facilidad para demandar cambios en estas pequeñas cosas son las que terminan determinando la calidad de vida de la gente. Y es que no tiene precio vivir exactamente en una casa como la que tanto nosotros como nuestra familia hemos soñado.
Si no somos felices en casa, ¿dónde pretendemos serlo?
Esta es una reflexión que convendría no olvidar. Es en nuestro domicilio donde podemos disfrutar de la mayor parte del tiempo libre y de ocio. Y sacar el máximo partido posible de ese tiempo es algo que depende en buena medida de que nos sintamos a gusto con el estilo que hemos instaurado para nuestro hogar y las facilidades de las que le hemos dotado. Si no fuéramos capaces de encontrar un motivo para sonreír en nuestro propio hogar, ¿dónde tendríamos la oportunidad de hacerlo?
Pasamos muchas horas cada día dentro de casa y debemos hacer todo lo posible para intentar que sean horas para el recuerdo. Si después de más de ocho horas fuera a causa del trabajo no somos capaces de ser felices en nuestro propio hogar, está claro que tenemos un problema que haríamos bien en resolver a la mayor brevedad posible. Tener ese problema no depararía buenas noticias en lo que tiene que ver con nuestra felicidad y la de esas personas que conviven con nosotros. En definitiva, no tendríamos la posibilidad de encontrar una felicidad que todo el mundo merece y que, en muchas ocasiones, se consigue con la simple consecución de determinadas mejoras para el hogar.