La pandemia no solo ha cambiado el día a día de todas las personas, sino que también ha transformado todos los procesos en las fábricas y las industrias de todos los países de este mundo. Nadie se ha librado de sufrir alguno de los cambios que la COVID-19 tenía reservados para el ser humano y, desde luego, un año después del inicio de la pandemia, ya parecemos acostumbrados a todo lo que nos rodea: restricciones, prohibición de las aglomeraciones, toques de queda o las nuevas aplicaciones industriales que se encuentran al servicio de la sociedad en la lucha contra el virus.
En lo que respecta a ese sector industrial, es conveniente apuntar que son muchas las fábricas que, en aras de proporcionar toda la ayuda posible en la lucha contra la pandemia, transformaron sus procesos para empezar a fabricar mascarillas que protegieran al mayor número de gente posible contra los contagios y, por ende, evitar una expansión todavía más fuerte de la pandemia. Desde luego, en un momento en el que toda ayuda es poca, gestos así ayudan y mucho a combatir el problema más grave al que se ha enfrentado la Tierra en el siglo XXI.
Una pequeña guía publicada por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social clasifica las mascarillas en varios grupos y establece cuál es su tipo de protección. Las mascarillas FFP2 se han erigido, según esa guía, en uno de los grupos más importantes puesto que protegen en los dos sentidos, tanto para el que la porta como para el que se encuentra al otro lado. Por eso, las autoridades recomiendan el uso de las FFP2 y por eso son muchas las fábricas que se han encargado de elaborar esta tipología en aras de mantener alto el grado de protección de los ciudadanos y ciudadanas.
Una noticia de El Economista informaba, por su parte, de que la Comunidad de Madrid, por ejemplo, había comenzado el reparto gratuito de mascarillas FFP2. Si esto se hace de ese modo solo puede significar una cosa: que la producción de este tipo de productos va viento en popa. No cabe la menor duda de que es imprescindible que la producción de este tipo de protecciones y su distribución eficiente sea lo mejor posible. De no ser así, las opciones de que nos contagiemos y suframos en nuestra propia piel los efectos del coronavirus crecen como la espuma.
Son muchas las fábricas e industrias españolas que han puesto de su parte para combatir los efectos del virus tanto como ha sido posible. Los profesionales de Indago SL lo saben de primera mano, puesto que han dado salida a un gran número de máquinas de producción de mascarillas FFP2 para mantener a raya al virus en la medida de lo que se pueda. La verdad es que no existen datos acerca del número de contagios y muertes que se han evitado gracias a productos como de los que venimos hablando. Lo que está claro es que la aportación de las mascarillas FFP2 y las máquinas que se encargan de fabricarlas han sido de gran utilidad para la causa.
Si todos sumamos, antes saldremos de la pandemia
Los tiempos que corren han puesto de manifiesto cuál es la importancia de colaborar entre todos y todas para tratar de vencer una adversidad. La erradicación del virus, o la reducción de su incidencia en la población, es algo que depende en buena medida de la respuesta colectiva que se dé al respecto y no cabe la menor duda de que, cuanto mayor sea esta, más opciones habrá de que podamos salir indemnes de una situación sanitaria tan compleja como en la que nos encontramos.
El uso de la mascarilla es, a todos los efectos, obligatorio más allá de los límites de nuestra vivienda. Y quien no cumple con esta medida, hace que el trabajo de los demás sea en vano. La expansión de la enfermedad depende de la respuesta y el comportamiento de todos y cada uno de nosotros, y si no somos capaces de cumplir con nuestras obligaciones a este respecto, seguro que vamos a tener muchos más problemas de los que nos esperamos, aunque el momento de vacunarnos ya esté cerca.
Si creemos que el uso de la mascarilla va a dejar de ser obligatorio a corto plazo a causa de la llegada de la vacuna, estamos bastante equivocados. Hay que seguir extremando todas las precauciones y, desde luego, mantener alta la guardia. Para ello, el uso de la mascarilla será siempre la mejor decisión. Ojalá que pronto todo vuelva a la normalidad y que no tengamos que seguir padeciendo los problemas que hemos sufrido en los últimos 12 meses. Pero, hasta entonces, esta guerra continúa. Y tenemos que ganarla por todos los medios posibles.