Hay una canción del mítico grupo Camela, uno de mis favoritos, que se titula “sueños inalcanzables”. Quizás así no te suene mucho, pero si te canto el estribillo vas a decir que esto te suena de algo “Escúchame. Compréndelo. Es imposible nuestro amor. Porque entregué mi corazón, a la mujer que quiero yo. Sólo es un sueño Inalcanzable, ya lo sé”. ¿te suena? Seguro que sí. Pues bien, un sueño inalcanzable era para mí que me tocará el Gordo de Navidad, el famoso sorteo del 22 de diciembre. Y, ¿os cuento un secreto? Yo soy uno de esos agraciados.
Y es que aunque no lo creamos, la Lotería de Navidad toca. Y aunque como nos indiquen desde Lotería La Piedad, que son expertos en estas lides, hay otros sorteos como por ejemplo la Lotería Navidad o el sorteo del Niño (6 de enero) que suele tocar mucho más, el sorteo de Navidad es especial. Lo es porque forma parte de toda una historia de un país. Yo recuerdo que siempre me levantaba y mis padres estaban con la radio puesta. El soniquete de los Niños de San Ildefonso era demoledor, pero siempre pensando en que cualquier momento iban a cantar tu número. Pues bien, los sueños se cumplen y hace unos cuantos años mi número, al que llevaba jugando desde muchos años, salió. Y sí, era el agraciado. Es cierto que solo llevaba un décimo, pero la sensación de verte ganador es increíble, no tengo palabras.
Yo siempre había tenido tres sueños que parecían inalcanzables, de ahí la famosa canción de Camela. El primero era viajar por el mundo y conocer todos los países que siempre había querido visitar. Y es que lo de viajar es algo que me tiene loco. El segundo, comprar una casa en la playa donde poder relajarme y disfrutar de la tranquilidad. Y el tercero, montar mi propio negocio y ser mi propio jefe. Como puedes comprobar, un poco de todo, pero siempre con los pies en la tierra.
Un día, mientras estaba haciendo la compra en mi tienda de siempre, decidí probar suerte y comprar un décimo de la lotería de Navidad. Para mi sorpresa, y como os he contado anteriormente, resultó ser el ganador de un premio millonario. La verdad es que no podía creerlo, había cumplido mi sueño. Un sueño de 400.000 euros.
Con el dinero del premio, tuve claro que tenía que cumplir mis tres sueños. Primero, hice las maletas y comenzó su viaje alrededor del mundo. Visité Asia, Europa, América del Sur y Oceanía, disfrutando de cada país y cada cultura de una manera que nunca había imaginado. Qué gozada es viajar, sin tener que mirar el reloj ni el calendario. Sabiendo que nadie está pendiente de tu trabajo o de que tienes que volver a los 10 días al puesto de trabajo para aguantar a tus compañeros.
Una casa con vistas al mar
Después, encontré la casa perfecta en una playa paradisíaca y la compré sin pensarlo dos veces. Eran muchos años los que llevaba yendo a veranear a Chipiona, en Cádiz, la tierra de Rocío Jurado. Pues bien, siempre iba a casas alquiladas o cuando me lo podía permitir a hoteles. Pero mi ilusión era poder tener allí una casa para ir siempre, no solo en verano. Y así es cómo me hice con una casa con jardín, que era mi ilusión. Allí es donde sigo pasando mis días relajándome en la playa, disfrutando del sol y de la tranquilidad del mar. Y por supuesto de la gastronomía, en este caso os recomiendo que toméis una ración de ortiguillas.
Y finalmente, pude abrir mi propio negocio. Puse en marcha mi propia empresa, que es algo que había decidido desde hace mucho tiempo pero que por falta de dinero y de ambición no me atrevía. Sin embargo, al verme con dinero y con la seguridad que da un dinero en el banco, me puse a ello.
Dicen que el dinero no da la felicidad, pero en mi caso, desde que me tocó la Lotería de Navidad me comencé a sentir plenamente realizado, ya que había cumplido mis tres sueños gracias a la lotería de Navidad, al famoso Gordo. Eso sí, el tener este premio me sirvió para valorar cada momento de mi vida, para disfrutar de las pequeñas cosas y a perseguir aquello que realmente me hacía feliz. Ahora valoro cada día que despierto, sabiendo que sí, los sueños se pueden hacer alcanzables. ¿Verdad Camela?