La ingeniería es uno de los grandes conocimientos que hacen que la sociedad evolucione a pasos de gigante, y nunca mejor dicho, ya que gracias a la ingeniería se han creado obras revolucionarias que han marcado el sentir de una época, e incluso han separado las diferentes divisiones del tiempo.
Para ver que esto es tan cierto como la inestabilidad política en España, solo tenemos que mirar al cielo y ver las grandes construcciones que se han realizado. No solo estamos hablando de los rascacielos, que son sin duda una de las señas de identidad de esta sociedad, sino que nos estamos refiriendo a las grandes obras clásicas tales como el faro de Alejandría, las pirámides de Egipto, el Coliseo o la Gran Muralla China.
Todas estas obras de ingeniería han necesitado de años y años de trabajo para ser completadas debido a que la complejidad de su construcción requería una gran cantidad de tiempo para llevarse a cabo. Y esto pasa en la actualidad, aunque los proyectos de ingeniería se realizan para tardar lo menos posible sin comprometer la calidad de los acabados.
Esto es algo de lo que es consciente la empresa Prada Ingeniería, una empresa especializada en la tramitación de licencias de apertura en Pozuelo de Alarcón y todo el territorio nacional. Además, esta empresa es especialista en proyectos de ingeniería industriales, que son necesarios para realizar las grandes construcciones.
Para ello se aprovechan de sus más de treinta de años de experiencia y de su entusiasmo, y esto es algo muy importante, ya que a la hora de realizar este tipo de proyectos la experiencia es un factor muy importante para evitar errores que puedan comprometer a la estructura o a otras partes del mismo.
El procedimiento en la realización de un proyecto es complejo, y muchas personas piensan que este proceso está automatizado, pero no es así. Es un proceso en el que la experiencia cuenta, y se divide de importantes fases que vamos a ver en el artículo de hoy.
Las fases de un proyecto de ingeniería
El primer paso de los proyectos de ingeniería es realizar un anteproyecto. Este recoge los planteamientos iniciales y justifica las soluciones adoptadas en cada fase del proyecto. Se incluyen las descripciones pertinentes, los planos a gran escala y las valoraciones aproximadas. Es el marco del proyecto, y el primer “boceto”.
El segundo paso es realizar la memoria del proyecto. La memoria amplía el factor descriptivo enunciado en el anteproyecto., y cuenta con cuatro elementos básicos: la descripción de actividades y procesos a ejecutar, los cálculos de todos os componentes del proyecto, la planificación y programación (a través de un diagrama), y los anejos u otras consideraciones para la ejecución.
En tercer paso sería realizar los planos, que son los documentos más empleados durante la ejecución de las tareas. Deben ser completos, concisos y suficientes, pues incluyen la información necesaria y detallada del proyecto en sí mismo. Pueden ser generales o de detalle, aunque en lo que no pueden variar es en el cumplimiento de formatos básicos para su comprensión, lectura y utilización.
Uno de los pasos muy importantes para tener los deberes y obligaciones es la realización del pliego de condiciones, que desde la perspectiva contractual, se trata del documento más importante de un proyecto industrial. Los planos fijan lo que debe hacerse, mientras que el pliego de peticiones indica cómo llevarlo a cabo. Las condiciones de un documento de este tipo pueden ser materiales, económicas, legales, administrativas, entre otras. Es el marco general para la aplicación del proyecto.
En este pliego se incluye el presupuesto, que como cualquier presupuesto, se trata de un documento orientativo y que sirve para tener una idea de los costes y las mediciones del proyecto en general. Otra forma de emplearlo es en fases concretas.
El penúltimo punto es la redacción. Finalmente, con todos estos documentos recopilados se procede a la redacción del texto sobre la obra en concreto. Algunas consideraciones para esta etapa, la más importante de la elaboración del texto es la redacción sin ambigüedades ni contradicciones, no utilizar más documentación que la ya recabada, y dejar claro los objetivos y las conclusiones de la obra.